A cuenta gotas, pero cada vez con una mayor frecuencia, se vienen conociendo en el país noticias de un hecho que a pesar de lo alarmante no acapara mucho la atención, pues la mayoría de las veces el tratamiento periodístico no va más allá del titular, o del registro ligero en radio o televisión.

Es decir, un episodio más en la agenda noticiosa del día a día, sin darle tal vez el trasfondo y la importancia que en realidad merece.

El asunto tiene que ver con otro problema ambiental, que los expertos consideran de grandes proporciones: la mortandad de millones y millones de abejas en granjas apicultoras del país y en muchas regiones del mundo.

Precisamente una de estas noticias la consignamos aquí en Zona Cero el pasado 22 de agosto, y daba cuenta de la muerte de por lo menos 50 millones de abejas en 1.000 colmenas localizadas en tres veredas del municipio de Tierralta, sur de Córdoba.

Reseñamos en esa oportunidad que el incidente no solo afectó a 48 familias que se dedican a esta actividad económica, sino la denuncia que hizo el apicultor Euclides Herrera, quien atribuyó el “abejicidio” al uso desmedido de agroquímicos en la región por parte de grandes cultivadores.

Es de subrayar que a nivel global la muerte masiva de abejas es considerada catastrófica y ya es motivo de preocupación.

Esto ha llevado a promover campañas, incluso gestadas por la misma ONU, para proteger enjambres y colmenas, dada la fundamental importancia que el insecto representa en el establecimiento y equilibro del medio ambiente.

Es por ello que para conocer el papel que juega la abeja en el ecosistema, su riesgo de extinción, las dimensiones de lo que está pasando y cómo se pueden evitar el fenómeno, dialogamos con el biólogo René Morales Steffens, estudioso del tema que muchas veces ha tratado el problema en televisión, prensa y redes sociales, en su afán de crear consciencia de la tarea que cumplen en el planeta los antófilos o himenópteros, como señala son llamadas este tipo de insectos en el panorama científico.

¿Cuál es la importancia de la abeja en el sostenimiento de la biodiversidad del planeta?

Me complace que un medio de comunicación se interese por un tema que tiene disparadas las alarmas en el mundo, y al que en Colombia parece no se le presta debida atención. Las abejas son insectos que pertenecen al orden de los himenópteros, y son encargados en una gran escala de la polinización de las plantas, vital para el mantenimiento de flora y en consecuencia de la fauna y la misma vida humana. 

Pero hay otras especies que también cumplen esta función polinizadora.

Es cierto, existen otras especies que polinizan como roedores y aves, pero las abejas se destacan porque polinizan casi el 80 por ciento del mundo vegetal. O sea, su responsabilidad es mayor. Esto se da cuando visitan las flores en busca del preciado néctar, con el cual fabrican la miel y así esparcen el polen que se pega en sus patas a las otras flores, es decir, fecundándolas. Se estima que la tercera parte de los alimentos del planeta, se producen por la polinización de las abejas, de acuerdo con los investigadores de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Hay una frase muy famosa atribuida a Albert Einstein, que dice: “Si las abejas desaparecen, en un periodo de cuatro años la especie humana desaparecería con ellas”. 

Esto suena pavoroso, o por lo menos inquietante. ¿Por qué desaparecería la especie humana?

Esto es debido a que las plantas son los productores primarios, y en ellas se inicia la cadena alimenticia o cadena trófica alimenticia. Es decir, de las plantas dependen muchas especies que dan origen a nichos y biomas y ecosistema de relación y correlación ecológica, para que se desarrolle la vida en el planeta. Eso por un lado, por el otro las plantas son productoras de oxígeno para el planeta, ya que toman el gas carbónico y transforman en oxígeno, vital para la vida, algo elemental que conocemos en educación primaria. Además, la Humanidad, se alimenta en un 90 por ciento de vegetales, y si estos desaparecen por la pobre reforestación natural, debido a la no polinización que realiza la abeja, hay escasez de alimentos, de oxígeno y de toda una industria que depende de los vegetales, y la vida misma.

¿Se puede afirmar entonces, que la abeja es un reforestador natural?

Sin lugar a dudas, la abeja en sus cientos de viajes de flor en flor y en procura del néctar para la miel, poliniza las flores, lo que conlleva a que se produzcan los frutos, y las semillas se esparzan, originando nuevos brotes de plantas.

¿Así las cosas, la abeja podríamos considerarla como una herramienta para reforestar?

¡Claro que sí! solo es cuestión de darles participación en un campo abierto, sembrar plantas a su alrededor y ellas hacen el resto. La abeja puede reforestar zonas sin plantas, que podrían convertirse en fuente de oxígeno, alimento y de sustancias aprovechables por el hombre. 

Ahora que se menciona mucho lo de cambio climático y sus consecuencias nefastas, ¿cuál sería el protagonismo de la abeja para evitar el fenómeno?

La abeja es sinónimo de biodiversidad de cultivos, ya que ella puede restaurar hábitats con su labor polinizadora, y claro, ofrece un arma eficaz para contrarrestar el cambio climático, algo que parece  no nos damos cuenta. Hay que abonarles el terreno a las abejas, para que puedan ayudar a la conservación de la vida en el planeta. Los países deben aprovechar esta ventaja que ofrece este insecto y tomar la iniciativa. ¡Hay que “sembrar” y cultivar abejas! Cultivar abejas, es cultivar y garantizar vida.

Además de la importante labor polinizadora, ¿qué más beneficios representan las abejas?

En primer lugar, la miel, ya todos la conocen, el propóleos, que es una especie de bálsamo que fabrican las abejas a partir de resinas de árboles, que son aprovechadas por la industria farmacéutica para elaborar medicamentos. La cera de abejas, como también su veneno y el polen. Todos estos productos, son utilizados en las diferentes industrias, como la alimenticia, farmacéutica, cosmética y otras más.

¿Aterricemos en por qué se está dando este fenómeno de la muerte masiva de abejas?

Basicamente le atribuye a la contaminación atmosférica y al uso de pesticidas para la agricultura. Dos factores que provienen del elemento humano. Los contaminantes de la atmósfera interactúan con los olores que perciben las abejas para localizar el aroma que emanan de las flores, dificultando la identificación y localización de estas. En el mundo se ha evidenciado la desaparición paulatina y despoblamiento de las abejas, por ello la alerta global.

Usted en uno de sus escritos sostuvo que la abeja de la miel es un animal programado. ¿Qué significa eso?

Que a la abeja nadie le enseña a hacer la colmena, a fabricar la miel, el propóleo, el pan de abeja, y otra serie de comportamientos y conductas que trae implícito en su código genético, sin mencionar que conoce de genética y epigenética primero que el hombre. Esto la diferencia de las demás especies, ya que no tiene la necesidad de aprenderlas, es una ventaja biológica para poder subsistir como especie.

¿Cómo podemos contribuir a  la salvación de la abeja?

Hay varios frentes para ayudar a preservarla. Empecemos por la autoridad ambiental y los controles que debe establecer a nivel Gobierno para frenar la mayor amenaza que es el uso indiscriminado, sin control, de productos fitosanitarios, que se utilizan en la agricultura. Debe haber una concertación con los cultivadores para que sus agroquímicos no alteren la vida de la abeja, que no haya contaminación ambiental. También evitar el traslado de patologías entre abejas distintas, algo así como lo que pasó con las africanizadas que provocó enfermedades y muertes  por una complejidad de causas. Evitar las quemas en predios rurales también con fines de cultivos y los incendios forestales. Finalmente está el conocimiento que todos debemos tener de su importancia para que nos comprometamos en protegerla.

Tengo entendido que la abeja tiene un Día Mundial, ¿cuál es esa fecha y en qué se fundamenta?

Esa conmemoración es el 20 de mayo, y se tomó esta fecha para dedicársela a Anton Janša, un apicultor de Eslovenia que se esforzó porque se reconociera a la abeja como un insecto vital para la vida, y eso fue en el siglo 18, imagine usted desde cuando se viene considerando su importancia.

Se colige entonces que la abeja es una de las especies más estudiadas del planeta.

Pues si. La abeja no solo es miel, tiene además un comportamiento social altruista. La abeja es un animal maravilloso, es capaz de cambiar y/o modificar sus labores dentro y fuera de la colmena, de acuerdo con la edad y el sexo, por medio de la modificación epigenética de su ADN. Es más, para mí, la abeja es una prueba irrefutable, es la piedra en el zapato que incomoda y contradice la teoría vigente de la evolución. Pero ya ese sería otro tema más complejo y polémico.